Quizá la
diferencia más importante entre la psicoterapia basada en los principios de la
teoría de relación de objeto, a la que con frecuencia se considera una forma de
terapia psicodinámica, y el psicoanálisis es que el terapeuta no asume un rol
pasivo como es tradicional en el psicoanálisis, puesto que la interpretación de
la relación de transferencia, que
aunque importante, no es un componente central. En lugar de ello, el papel del
terapeuta es prestar atención a los modos en los que el paciente proyecta las relaciones de
objeto previas en las interacciones con el terapeuta. La mayor parte de las
terapias que incorporan la teoría de la relación de objetos conceptualizan de
ese modo la terapia como una ayuda para que el paciente resuelva las
cararacterísticas patológicas de las relaciones de transferencia a través de la
experiencia activa de la relación real entre el terapeuta y el paciente.
Esta
re-experimentación de estos aspectos vitales en la relación de objetos tales
como la intimidad, el control, la pérdida, la transparencia, la dependencia-autonomía
y la confianza, representan la influencia curativa primaria. Aunque puede haber
implicada algunas otras interpretaciones y confrontaciones, el "método de
trabajo" a través de los componentes patológicos originales del mundo emocional
del paciente y los objetos que subsisten en él es la meta terapéutica primaria.
Dos analistas, James F.
Masterson y Otto Kernberg, son considerados los
pioneros de la terapia de relación de objetos como una propuesta formal
separada del psicoanálisis. Aunque los aspectos más técnicos de sus teorías del
desarrollo de la personalidad y la psicoterapia difieren significativamente,
comparten los aspectos centrales de proporcionar un ambiente de seguridad y
cuidados de la relación mientras se resiste el intento inconsciente del
paciente de llevar al terapeuta a los mismos patrones de relación que los que
constituyen las interacciones dinámicas distorsionadas del paciente con los
otros significativos. Un proceso tomado frecuentemente como ejemplo de esto es
el modo en el que el terapeuta anima a la independencia y al desarrollo de un
sentido del Yo (ego) más autónomo, pero al mismo tiempo alienta el
establecimiento de intimidad y confianza (interdependencia en lugar de
dependencia o evitación en las relaciones). Esto puede ser una tarea muy
difícil en la que el terapeuta debe proporcionar aceptación y validación pero,
simultáneamente, poner y mantener límites en la relación así como límites a la
conducta del cliente en su papel de objeto "saludable".
No hay comentarios:
Publicar un comentario